Qué es la fonación y cuáles son sus 5 elementos principales
La fonación es el proceso por el cual se produce la voz, ya sea para hablar o cantar, y ésta consta de 5 etapas principales...
¿Qué es la fonación?
"Fonación" es el proceso por el cual se produce la voz, ya sea para cantar o para hablar. La fonación se produce por una secuencia de acciones mentales y físicas. Dentro de esta secuencia, podemos identificar 5 elementos fundamentales que se corresponden con la acción de 5 mecanismos diferentes de nuestro cuerpo.
1. El cerebro: El origen de la voz ¡y todo lo demás!
El cerebro es primer órgano en ponerse en funcionamiento a la hora de cantar, y el más importante para poder cantar bien.
Ninguna acción en la vida puede realizarse sin primer pensarla, el cerebro es el encargado de enviar las señales a nuestro cuerpo para generar todo tipo de movimientos, ya sea voluntarios como involuntarios.
En el canto se involucran varios movimientos, tanto voluntarios como involuntarios, y la comprensión de lo que sucede internamente al cantar va a ayudarnos a entender cómo desarrollar la voz y también a tomar consciencia de qué estamos haciendo bien y qué estamos haciendo mal.
El proceso de fonación comienza en el cerebro, el cual, a través del sistema nervioso, envía las órdenes a diferentes músculos del cuerpo para que actúen en forma coordinada de modo de producir una nota musical, o una palabra, o cualquier otro sonido vocal.
Es lamentable ver que, aunque el cerebro es el órgano más importante a la hora de cantar, rara vez es mencionado en la enseñanza de canto, pero ser conscientes de él es importantísimo, porque, al igual que toda otra actividad en la vida, poder concentrarnos correctamente al ejercitar la voz y ser inteligentes e intuitivos a la hora de armar nuestra rutina de canto es muy importante.
Cantar bien requiere de un buen control y coordinación de varios mecanismos y músculos del cuerpo (oído, abdomen, costillas, espalda, cuello, hombros, laringe, labios, mandíbula, etc.), todo ese control viene de nuestro cerebro.
Hay veces en las cuales los problemas en la voz se producen por inhibiciones psicológicas, por ejemplo, una persona que ha tenido problemas al cantar una nota alta, va a inhibirse cada vez que intente hacer esa nota, estará diciéndose a sí misma “a esa nota no llego” y entonces va a tensarse e impedir a la voz funcionar apropiadamente.
Parte de la inervación nerviosa de la laringe está conectada a nuestro sistema nervioso autónomo, o sea, funciona en "automático" dependiendo de nuestros sentimientos y emociones, por eso cuando tenemos miedo se nos cierra la garganta y cuando algo nos da mucha risa, se abre automáticamente para dar lugar a las carcajadas incontenibles.
Cantar requiere el funcionamiento equilibrado y bien ajustado de muchos elementos. No obstante, mucho de lo que hacemos con la voz se produce por medio de ajustes "automáticos" e instantáneos que hace nuestro cerebro en base a lo que oímos. Se puede decir que nuestro oído le "enseña" a nuestra voz.
Además, nuestro cerebro automatiza todas las acciones que hacemos repetidamente, así que, a la hora de cantar, es importante tratar de concentrarnos y hacer las cosas bien desde el principio, porque si nuestro cerebro automatiza un ejercicio mal hecho, o una mala postura, o un mal movimiento, este se repetirá constantemente, cada vez que cantemos una canción y esto, puede causar que nos estanquemos en el aprendizaje, y también, a largo plazo, daños severos en la voz.
2. La respiración: la fuente de energía de la voz
El aire que viene de los pulmones es el que provee la energía para producir el sonido. El aire tiene que entrar por la nariz o por la boca, se acumula en los pulmones y luego sale. Si sólo exhalamos el aire saldrá sin producir ningún tono, sólo oiremos el sonido de la respiración, pero si estrechamos las cuerdas vocales, estaremos activando el proceso de fonación. Sin aire no se puede producir sonido, por eso podemos decir que la fuente de poder de la voz es el aire.
En una respiración normal, relajada, el aire saldrá rápidamente por la boca, pero al cantar las cuerdas vocales se cierran, frenando la salida del aire y generando mayor presión subglótica (por debajo de la glotis).
Gran parte de la habilidad de cantar depende de poder controlar apropiadamente esa salida de aire, lo cual es un trabajo coordinado entre la presión que ejercemos desde la zona abdominal y el control que tengamos del cierre de las cuerdas vocales.
Si quieres aprender más sobre la respiración, puedes leer mi artículos Respiración para cantar
3. Los pliegues vocales: los productores del sonido
En la parte delantera del cuello tenemos un “tubo” llamado “laringe”. La laringe mide unos 5cm en promedio y conecta a la faringe (que sale a la boca y la nariz) con la tráquea (la que lleva el aire a los pulmones).
Dentro de la laringe, a la altura de la nuez de Adán (o “manzana de Adán”), están los pliegues vocales, más conocidos como “cuerdas vocales”. Estos pliegues son el elemento de vibración que produce los sonidos para el habla y el canto.
Las cuerdas vocales son reguladas por varios músculos que están dentro de la laringe, no entraremos en detalle, pero es importante que sepan que esos músculos internos son los que actúan para cambiar la forma y tamaño de las cuerdas y los que debemos desarrollar y controlar para poder cantar bien.
4. El tracto vocal: el amplificador de la voz
El cuarto elemento fundamental es la parte de amplificación de la voz, que es el espacio que va desde los pliegues vocales hasta la boca.
Luego de producirse el sonido en las cuerdas vocales, el sonido pasa a “resonar”, esto significa que rebota contra diferentes partes del tracto vocal y se amplifica.
Dependiendo del sonido producido, éste va a generar un conjunto de sonidos que llamamos “armónicos”. Por ejemplo, si yo emito con la voz un “LA” de 220hz, no sólo saldrá ese “LA” de 220hz, sino que juntamente saldrán otras notas múltiplos de la nota original, como el LA de 440hz, un MI de 660hz, y otras más (para más detalles lee mi artículo ¿Qué son los armónicos y formantes de la voz?)
Esas notas van rebotando en la cavidad oral (la garganta y la boca) y se amplifican. Dependiendo de cómo dirijamos el sonido podremos hacer que determinados armónicos se amplifiquen y dar más potencia, brillo o “filo” a la voz, o, por el contrario, podemos suavizar u opacar los sonidos al atenuar el rebote de ciertos armónicos.
Hay dos zonas principales donde se produce la resonancia del sonido. En principio, el sonido comienza a amplificarse entre la laringe y la base de la lengua, lo que llamaríamos “el fondo de la garganta”, luego resuena en la boca, en el punto entre la base de la lengua y los labios, estos dos espacios son los principales elementos de amplificación en los armónicos de la voz.
La mayoría de los instrumentos musicales tienen un elemento resonante fijo, por ejemplo, una guitarra o un violín tienen un cuerpo de madera en donde resuena el sonido producido por las cuerdas, podemos tocar diferentes notas musicales, pero no podemos cambiar la forma de sus resonadores. Esto es lo maravilloso de la voz humana, que la resonancia puede ser modificada de muchas formas y es así que podemos transformar el timbre y color de la voz con una variedad inagotable.
Para saber más sobre cómo modificar estas resonancias y crear diferentes matices en la voz, puedes ver mi artículo Los resonadores de la voz
5. Labios, lengua y mandíbula: Los articuladores de la voz
El quinto elemento en la producción de la voz es la articulación de los sonidos. A través de los articuladores los sonidos se convierten en palabras, en frases y en expresión.
Los encargados de articular los sonidos son, primariamente, los labios, la lengua y la mandíbula, el movimiento de estas partes nos permite pronunciar palabras y también moldear el sonido de salida.
Por eso será importante eliminar tensiones en estas zonas y calentar toda esta musculatura antes de cantar. Los problemas de movilidad, especialmente en la lengua, pueden dificultar la pronunciación de las palabras, especialmente la “R”, por lo cual a veces es necesario hacer un trabajo específico sobre estos músculos.
La interacción de los diferentes mecanismos durante la fonación
Si bien estos cinco elementos pueden pensarse como un camino “lineal”, en realidad, estos cinco mecanismos interactúan de modo conjunto. No es que yo pienso en hacer la nota “DO” y activo la respiración, luego vibran las cuerdas vocales, luego el sonido resuena y luego se articulan. Todo esto sucede en cuestión de milésimas de segundo y los diferentes mecanismos influyen en los otros, actuando de forma dinámica.
La presión de aire va a depender no sólo de la fuerza que yo haga con el abdomen, sino de la compresión que haya en las cuerdas vocales. El punto de resonancia puede depender de la altura de la laringe, la presión del aire y la forma en que muevo los labios, mandíbula y lengua.
A su vez, parte de la resonancia generada vuelve hacia la laringe generando lo que llamamos “impedancia”, la resonancia se opone al aire de salida generando una mayor presión subglótica.
A la vez, la posición de la mandíbula y apertura de labios va a influir en la altura de la laringe.
Si me pongo muy nervioso, mi mente va a enviar las señales incorrectas, los músculos se tensan y la voz no funciona apropiadamente, por eso muchas veces las cosas que salen bien cuando estamos solos, practicando relajados en casa, no salen igual cuando estamos frente a otros.
En definitiva, todos los mecanismos interactúan de forma dinámica y compleja, por eso es que, si bien para la técnica vocal intentamos separar cada parte y estudiarla de forma aislada, en la práctica va a ser imposible ejercitar cada parte por separado, como si no existiesen las demás.
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