Consejos para cantar mejor

7 aspectos a tener en cuenta para mejorar tus habilidades

Genética, ambiente, disciplina, técnica, actitud y motivación son algunos de los ingredientes esenciales para desarrollar cualquier habilidad, aquí hablo un poco sobre estas cosas.

Genética, ambiente, disciplina, técnica, actitud y motivación son algunos de los ingredientes esenciales para desarrollar cualquier habilidad.

En este artículo, voy a mencionar algunos “ingredientes” que considero forman parte de una receta para el desarrollo personal, no sólo en el canto, sino en cualquier otra actividad de la vida. No pretendo que esta lista sea completa, ni perfecta, pero espero ayude a la reflexión y te dé motivación para perseguir tu deseo y pasión.

1. El talento natural

En el canto y otras ramas artísticas hay un constante debate sobre si un buen cantante “nace” o “se hace”. En otras palabras, si la habilidad y talento vienen con los genes o si es producto del entrenamiento y disciplina.

Algunos dirán que el talento viene en los genes, y pueden ser citados muchos ejemplos de niños “prodigio”, esos pequeños que ya a los 5 años están cantando o tocando un instrumento mejor que otras personas que llevan 30 o 40 años de carrera.

Pero también tenemos muchos ejemplos de personas que aparentemente no tenían el mínimo talento “natural” y con esfuerzo han logrado superar a otros con ese talento nato.

Sin lugar a dudas, hay un factor genético que da ciertas ventajas al que lo posee. Saliendo del ámbito artístico, es evidente que una persona que nace con una contextura física grande va a tener ciertas ventajas para hacer trabajos pesados, levantamiento de pesas, o competencias de fuerza absoluta. En el ámbito del canto sucede igual, ciertas condiciones de la musculatura laríngea, forma y tamaño de la cara, la estructura física y aspectos a nivel cerebral pueden favorecer de forma natural a una persona para cantar de cierta forma o desarrollar determinadas técnicas con mayor facilidad.

2. El ambiente

Otro factor de relevancia a tener en cuenta es el ambiente en que se desarrolla una persona. Si un niño o niña tiene un padre o madre que se dedica a la música y se cría escuchando cierta música, viendo como su padre o madre ejecuta algún instrumento, o canta, o lee partituras, ese niño o niña va a tener muchas más probabilidades de desarrollarse en alguna labor relacionada con la música. Podríamos decir que esa persona creció en un “ambiente musical”. No obstante, hay personas con talentos increíbles que han crecido sin un incentivo en su área de desarrollo, así que, si bien el ambiente es muy influyente, no es determinante para el desarrollo de un talento o habilidad.

3. La disciplina

Benjamín Franklin decía que “la energía y la perseverancia conquistan cualquier cosa”. Si bien la genética y el ambiente pueden dar una gran ventaja a una persona para desarrollarse en un área determinada, lo cierto es que la genética y el ambiente no son suficientes si no hay disciplina. Muchas veces se ha visto que la disciplina le gana a la “genialidad”.

Todo desarrollo en esta vida requiere esfuerzo, dedicación, perseverancia, por eso, muchas veces la persona que comienza en desventaja en un área en particular, si toma el esfuerzo y disciplina correctas, puede superar a los que tuvieron esa ventaja inicial. Así como solemos ver ejemplos de niños de 5 años tocando un instrumento de forma increíble, también es frecuente que ver a esos mismos niños “estancados” 20 años después, mientras que otros que comenzaron más grandes en su desarrollo, terminan superando a ese “prodigio”.

Por supuesto, si el que tiene talento natural y el ambiente correcto es perseverante en lo que hace, va a superar con creces al que no tiene ese talento natural y así es como surgen los “extraordinarios”, aquellos a los que solemos llamar “extraterrestres”, porque parecen tener habilidades sobrehumanas. Esas habilidades especiales son el producto de talento más disciplina. Por ejemplo, el corredor Usain Bolt, poseedor de múltiples récords mundiales y olímpicos como velocista, tiene condiciones naturales para correr, con una altura de 1,95 metros, lo cual le da una “zancada” natural muy larga. No obstante, se entrenó muy duro para llegar a correr de tal manera de lograr esos récords.

Lograr un talento “sobrehumano” no es algo que esté al alcance de todos, tienen que darse condiciones muy específicas. Pero eso no significa que debamos desistir al intento de desarrollarnos en el área que queramos. Quizá sea muy difícil llegar a cantar como Pavarotti, Yma Sumac, o Dimash (por mencionar algunos), pero eso no significa que no podamos llegar a destacar en lo que hacemos si le dedicamos el tiempo y energía necesarios.

4. La técnica correcta

Hay un antiguo proverbio que dice que cualquiera que se ejercite durante 10.000 horas en una disciplina llegará a ser un maestro o experto. Pero esto no es tan cierto.

En el canto y en cualquier otro arte o disciplina, no basta tan sólo con ser “perseverantes”, también hay que ser inteligentes. Repetir un mal ejercicio una y otra vez no nos va a ayudar a perfeccionarnos, incluso podría generar un daño irreversible. Por eso es que, para el desarrollo correcto y continuo de cualquier habilidad hace falta una técnica correcta, un sistema apropiado que nos conduzca a un crecimiento efectivo.

Por ejemplo, es cierto que puedo ganar más volumen en la voz haciendo fuerza con el abdomen para subir la presión de aire, pero de esta forma podría generar daño severo en las cuerdas vocales. Pero si aprendo a manejar correctamente los resonadores del tracto vocal, puedo generar mucha más potencia usando menos aire. La “perseverancia” en un camino incorrecto podría arruinar mi voz y en un camino correcto me llevará a un desarrolla más rápido y eficiente.

Abraham Lincoln decía “dame 6 horas para cortar un árbol y pasaré las 4 primeras horas afilando el hacha”. Esto es buen ejemplo de cómo tener un plan para hacer las cosas es más importante que el tiempo mismo. Menos tiempo con un buen plan siempre va a funcionar mejor que mucho tiempo sin una dirección bien definida.

5. Actitud

John Maxwell, un escritor motivador, escribe en uno de sus libros “La actitud, más que la aptitud, determina la altitud”.

Ser perseverantes con una técnica correcta sin dudas va a llevarte lejos, pero no creas que será tan fácil. Siempre habrá momentos difíciles y todo tipo de oposición. Habrá gente que te critique, gente que se oponga a lo que haces, incluso familiares que te lleven la contra. Habrá momentos en que no tengas todos los recursos que necesitas o que te gustaría tener, momentos en que tu ánimo va a decaer, y ahí es donde vemos el “poder de la actitud”.

Beethoven decía que “la marca esencial que distingue a un hombre digno de llamarse así, es la perseverancia en las situaciones adversas y difíciles”. Él habló de “hombres”, tocando un poco el “ego” masculino, pero, por supuesto, la frase es aplicable a las mujeres.

Los grandes atletas, los grandes ganadores de competencias mundiales y olímpicas, no se entrenan sólo cuando tienen ganas, ellos tienen una rutina muy estricta a seguir, tienen que levantarse temprano a entrenar, seguir una dieta estricta, renunciando a alimentos que seguramente les gusta mucho, y tienen que dejar muchos eventos de lado (cumpleaños, fiestas, salidas con amigos, etc.) en tiempos de competencia.

Alguien que quiere tener éxito en lo que hace, deberá ser perseverante aún en circunstancias difíciles y no desanimarse con el fracaso. Es esa actitud la que nos llevará a la “altura” que deseamos.

6. Actitud ante el fracaso

Nuestra actitud de progreso no sólo involucra seguir perseverando en medio de la adversidad, sino también en aprender a manejar el fracaso.

El éxito en lo que hacemos también requiere que aprendamos a fracasar. Muchas veces una persona que está aprendiendo a cantar se desilusiona o deprime cuando algún amigo, pariente u otras personas critican la forma en que canta.

El fracaso duele, pero no debemos ser derrotados por el fracaso, todo lo contario, el fracaso deber ser aceptado como parte del aprendizaje y crecimiento.

El que no intenta no fracasa, pero tampoco tiene éxito. Si nunca fracasaste en nada, es porque nunca intentaste nada. Desde mi punto de vista, es preferible tener éxito en algo luego de muchos fracasos, que vivir toda la vida sin jamás haber intentado nada de lo que nos gusta por miedo a lo que pueda pasar.

Pregúntate en qué te has equivocado hoy, y tendrás la respuesta sobre en qué estás creciendo. Si no te equivocas en nada, pondría en duda que realmente estés aprendiendo algo.

7. La motivación

Habiendo visto todos los demás factores, queda poner en esta “lista de ingredientes” para llegar a ser un experto la motivación hacia lo que hacemos.

Las motivaciones para el desarrollo de una habilidad pueden ser diversas: dinero, fama, pasión, miedo, amor, entre otras.

Personas motivadas por el dinero o la fama pueden esforzarse muchísimo en alcanzar sus objetivos. También el miedo puede llegar a ser un motivador, el miedo a no tener sustento, por ejemplo, puede llevar a una persona a querer aprender un oficio.

Un gran motivador es el deseo o pasión. Cuando tenemos pasión por algo, la motivación es continua. La motivación por dinero o la fama puede irse si la persona se da cuenta que el dinero y la fama no le hace feliz o no le resuelve todos los problemas. La motivación por miedo se va si se pierde aquello que causa miedo, pero cuando hay pasión por algo, es difícil que esa pasión se disipe con el tiempo, por lo general ciertas pasiones nos acompañan toda la vida, podemos intentar “silenciarlas”, pero nos estará “susurrando” continuamente y, en términos generales, poder desarrollar nuestras pasiones y trabajar con eso nos trae mucha satisfacción. Cuando trabajamos de lo que nos apasiona, podemos trabajar más horas y casi no sentir que estamos trabajando.

Ahora bien, desde mi óptica personal, el mayor motivador que existe es el amor. Ya sea el amor hacia Dios, a los padres, esposo, esposa, hijos, un mentor u otra persona, el amor tiende a generarnos una motivación multiplicada. Si tenemos pasión por lo que hacemos y a la vez, lo hacemos con amor y por amor, ¡nos volvemos imparables!

Otro motivador importantísimo es el conocimiento y la verdad. Por ejemplo, si yo creyera que sólo podría llegar a cantar bien una persona que ya afina bien desde los 5 años, eso quizá me desmotivaría a querer aprender técnica vocal, aún si esa fuera mi pasión. La gente más desmotivadora, por lo general desmotivan con mentiras disfrazadas de verdad, muchas veces esa gente incluso es sincera con nosotros y no tiene malas intenciones, simplemente ignoran la verdad, por eso, es importante recordar que la sinceridad no es garantía de verdad.

Por supuesto, hay verdades que desmotivan, y eso está bien, para no generar falsas expectativas en los demás. Yo no puedo asegurarle a un alumno que con mis clases (ni con las de nadie) va a tener la voz, el dinero y la fama de Michael Jackson, por más disciplina y motivación que tenga. Una motivación basada en mentiras tarde o temprano termina mal, pero también es común que la desmotivación esté alimentada por falacias y desconocimiento.

Conclusión

Las cosas que comento aquí son producto de la experiencia y razonamiento personal. Por supuesto, me apoyo del conocimiento de otras personas, con la idea de entender mejor cómo funciona nuestra mente y así ayudar a otros en su desarrollo personal. Más allá de que estés de acuerdo o no con todos los puntos aquí mencionados, espero este artículo te ayude a ganar enfoque y motivación en tus objetivos.

Si tu deseo es cantar y quieres tener una técnica vocal que te ayude a un correcto desarrollo de la voz, en este sitio vas a encontrar muchos artículos en los que abordo diferentes temas relacionados con el cuidado y la ejercitación de la voz.

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